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Del hogar al museo

<<Mirar de Novo:

A Muller contra o Tempo>>

A Fundación Abanca

Praza Cervantes s/n. Santiago de Compostela.

De martes a viernes de 17,00 a 21,00 horas y los sábados y festivos de 11,30 a 13,00 y de 17,00 a 21,00 horas.

Hasta enero 2022


Seguro que conocemos a muchas mujeres que pintan, una madre, una hija, una amiga. Probablemente recordamos a una profesora de dibujo amable y sonriente, o a una bohemia artista militante y reivindicativa. Sin embargo, al Museo del Prado vamos a ver los cuadros de Velázquez, Goya, Murillo, El Greco o El Bosco.


¿Podríamos nombrar a una pintora que exponga en el Museo Del Prado?. No, nadie puede. Confieso que me interesa el arte, pero en los libros de texto no salen. Recurro al googleo y me encuentro un interesante artículo de Newtral ¿Dónde están las mujeres artistas?, escrito por Adriana Silvente. Y allí se cuenta que hubo que esperar hasta el 2016 para que el Prado dedicara su primera exposición a una pintora. Clara Peeters, pintora flamenca. Tres años más tarde se inauguró “Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana”. Y llegamos a octubre de 2020, año pandémico, con muchas restricciones de aforo, a la exposición “Invitadas: Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931)” que se clausuró en marzo de este año, en medio de la cuarta ola de la infección. Si se buscaba hacer justicia y dar visibilidad a las mujeres artistas, el momento no fue el adecuado.


El museo más importante de España, les debe una, o unas cuantas. En este histórico edificio madrileño en el que se supone que se representa la trayectoria del arte de un país, hay colgadas 1200 obras y solo hay 8 cuadros pintados por mujeres. Entre fondos y almacenes hay 6420 y no sube la media, 54 obras, son únicamente un 0,6%. La situación de los fondos del museo de arte contemporáneo Reina Sofía tampoco es mucho mejor; el 86% de las obras en sus fondos son de varones. En el Guggenheim de Bilbao, el 79%; y el precio que se paga por las obras de las artistas en ARCO (feria de arte contemporáneo), según recoge Silvente, es un 57% inferior.


Una muestra desigual


En la cotidianidad del oficio de crítica de arte he visitado más galerías de y con artistas mujeres que de hombres, pero no trascienden. No consiguen atravesar el techo de cristal de los museos porque el estatus de los críticos de arte, también tiene nombre de varón, y ellos raramente se fijan en ellas. Hay excepciones, y están representadas en esta exposición comisariada por Diego Cascón y David Barros, con vocación de “situar a las artistas en el lugar que siempre debieron ocupar”. No están todas las que son, pero la exposición está limitada a los fondos de la fundación Abanca, en la que tampoco hay mayoría de mujeres. En la muestra se pueden ver obras de la contemporánea Lita Cabellut, la surrealista Maruja Mallo, la fundadora del grupo Atlántica, Menchu Lamas; la retratista de vanguardia Julia Minguillón, la neovanguardista María Antonia Dans, o la pintora abstracta Berta Cáccamo. De esta última, profesora en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra, es la frase “el 80% de los alumnos de arte son mujeres, pero exponen los hombres”


La invisibilidad de las artistas en la historia se hace patente, como un alegato, en la primera sala de esta exposición, en una inmensa pared unas lineas azules trazan un “timeline”, elaborado por Cristina Moralejo y David Barro, que ilustra la evolución de los movimientos artísticos del siglo XX (1900-2000) y en el que se incluyen, subrayadas, las artistas de esos movimientos a las que se les negó un lugar de importancia en la historia.


La muestra, por su voluntad de hacer justicia y de cumplir con el ODS5, igualdad de género, es heterogénea y desigual. Las obras que tiene la fundación no son, en muchos casos, las más representativas de las artistas, falta coherencia. Es como una colección de firmas, la relevancia artística y su calidad no han primado, pero es un buen comienzo. La muestra ocupa dos pisos en los que se distribuyen 32 piezas realizadas por 29 artistas. Mónica Maneiro es la especialista en arte responsable del texto del catálogo al que se puede acceder, de manera virtual, e incluso descargar, en la página de eventos de la fundación. ( https://www.afundacion.org/es/agenda/evento/exposicion.-mirar-de-nuevo.-la-mujer-contra-el-tiempo1)


Perderse en el laberinto de Iglesias o dejarse hipnotizar por Dolron


Particularmente me atrapó la obra de Desirée Dolron, una fotografía al estilo de las pinturas holandesas, que hipnotiza al espectador que no puede dejar de cruzarse con la mirada insolente que emerge de la negrura. Recomiendo la visita a la exposición solo por esta onírica obra, cuyo manejo de la luz y la oscuridad son magistrales. En la segunda sala, la obra Pintura Habitada, de Helena Almeida, (Fotografía y acrílico sobre papel) podría ser el epílogo metafórico de esa línea de vida del arte del pasado siglo que nos recibe en la primera planta. Almeida pinta, se oculta tras el azul y se trata de redescubrir empujando, con esfuerzo, el telón de su propia obra.



También me ha sorprendido la presencia de una obra de la cubista María Blanchard, y una instalación escultórica de Cristina Iglesias, un laberinto en forma de compleja celosía elaborada con madera, resina y polvo de bronce que consigue incluirnos como parte de la obra y que no dejará indiferente al espectador que la transite.



Fotos: Isabel F. Palomo

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